Han pasado tan solo unos cinco días desde que el padre de la pequeña Perrine murió en una aldea de Grecia dejando solas a su mujer e hija.
Antes de morir, él le había pedido a su mujer que llevase a su hija donde su abuelo en Maraucourt, en la lejana Francia. Con la ayuda de un viejo carromato, su burro Parikal y acompañadas por su fiel perro Barón, las dos parten, emprendiendo un largo y duro camino.
Desde la muerte de su marido, la salud de la madre de Perrine no es muy buena, y a medida de que pasa el tiempo su condición empeora. Por el otro lado, ambas hacen buenos amigos durante el trayecto conociendo a todo tipo de gente, en especial.
Ella sabe ahora que le queda poco tiempo de vida y decide confesarle a Perrine algunas cosas que había callado. Resulta que el abuelo de Perrine se había opuesto al matrimonio de su hijo con una extranjera y desde entonces no se habían vuelto a dirigir la palabra.
Perrine no será recibida con los brazos abiertos en la casa de su abuelo y tendrá que ganarse su cariño gracias a su bondad y buenos consejos de su madre.